jueves, 25 de abril de 2024

ANUNCIAR LA BUENA NUEVA

 
Y les dijo: Id por todo el mundo y anunciad a todos la buena noticia. El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea será condenado. Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; cogerán serpientes con las manos; si beben algún veneno, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y los sanarán.
Después de hablarles, el Señor Jesús fue elevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Los discípulos salieron por todas partes a anunciar el mensaje, y el Señor los ayudaba, y confirmaba el mensaje acompañándolo con señales milagrosas.

Hoy, festividad de San Marcos, leemos un fragmento de su evangelio.
Jesús nos invita a ir por todo el mundo anunciando la Buena Nueva, es decir el Evangelio, su Palabra. Aquellos discípulos, que, hasta hacía poco, permanecían encerrados y llenos de miedo, salieron y se repartieron por todo el mundo, anunciando la Buena Nueva y entregando su vida, como hizo Jesús.
Nuestra sociedad, cada día con más fuerza, nos insta a vivir nuestra Fe en particular. Nos dice que se trata de algo privado y personal. Sin embargo, Jesús nos pide que la vivamos en comunidad. Que no tengamos miedo de anunciarla. Que la Buena Nueva es la salvación de todos. Ciertamente que no se trata de "obligar" a nadie a creer. A utilizarla como un arma política más. La Buena Nueva, a demás de con palabras, debemos anunciarla con nuestra vida, con nuestro comportamiento. Una vida de fraternidad, entregada a los más débiles, luchando por la justícia. Demostrar, en nuestro día a día, que la Buena Nueva no es otra cosa que el Amor. Un amor que lo llene todo en nuestra forma de vivir. 

miércoles, 24 de abril de 2024

NOS MUESTRA AL PADRE

  

Jesús dijo con voz fuerte: El que cree en mí no cree solamente en mí, sino también en mi Padre, que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve también al que me ha enviado. Yo, que soy la luz, he venido al mundo para que los que creen en mí no permanezcan en la oscuridad. Pero a aquel que oye mis palabras y no las obedece, no soy yo quien le condena, porque yo no he venido para condenar al mundo sino para salvarlo. El que me desprecia y no hace caso de mis palabras, ya tiene quien le condene: las palabras que he dicho le condenarán el día último. Porque yo no hablo por mi propia cuenta; el Padre, que me ha enviado, me ha ordenado lo que debo decir y enseñar. Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo que digo, lo digo como el Padre me ha ordenado.

Jesús nos lo dice claramente. Verlo a Él es ver al Padre. Jesús nos lo muestra. Es a través de Él que podemos conocerlo y se nos hace cercano.
Se muestra como el enviado por el Padre para darlo a conocer. Es a través del Evangelio, de la Palabra, que conocemos a Dios. Nos dice dónde debemos buscarlo. Nos enseña que amando a los demás, especialmente a los pobres, a los necesitados, pero también a nuestros enemigos, es como amamos a Dios.
Jesús es luz y nos saca de la oscuridad de la ignorancia. Sólo a través de Él podemos conocer de verdad al Padre. Por eso debemos meditar sus palabras. Por eso el Evangelio debe ser nuestra lectura y meditación diarias.

martes, 23 de abril de 2024

UNIDOS A LA VIÑA

 

Yo soy la vida verdadera y mi Padre es el viñador. Si uno de mis sarmientos no da fruto, lo corta; pero si da fruto, lo poda y lo limpia para que dé más. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado. Seguid unidos a mí como yo sigo unido a vosotros. Un sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no está unido a la vid. De igual manera, vosotros no podéis dar fruto si no permanecéis unidos a mí.
Yo soy la vid y vosotros sois los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí nada podéis hacer. El que no permanece unido a mí será echado fuera, y se secará como los sarmientos que se recogen y se queman en el fuego.
Si permanecéis unidos a mí, y si sois fieles a mis enseñanzas, pedid lo que queráis y se os dará. Mi Padre recibe honor cuando vosotros dais mucho fruto y llegáis así a ser verdaderos discípulos míos.

Hoy en Catalunya, Sant Jorge es solemnidad por ser su patrón y tiene misa propia. Os transmito el evangelio que se lee hoy aquí.
Ayer Jesús nos decía que Él es el Buen Pastor. Hoy nos dice que es la Viña Verdadera cuidada por el Padre que es el Viñador. Sin nombrarlo, nos habla del Reino, de esta Unidad entre Él y nosotros, con la imagen de la viña y los sarmientos. Sólo tenemos vida si permanecemos unidos a Él, como los sarmientos a la viña. Hemos de vivir de su sabia, de su Palabra, del Amor que Él nos comunica. Y debemos dar fruto. Mucho fruto, si realmente somos sus discípulos.
Ante estas palabras debemos examinarnos. ¿Damos realmente frutos?¿Desprendemos Amor en nuestras vidas?¿Estamos unidos a Jesús, participando en la Eucaristía y sabiéndolo ver en el necesitado? 
Vivir unidos a la Viña, a Jesús, es la forma de dar fruto, de ser sus discípulos.

lunes, 22 de abril de 2024

PUERTA Y GUÍA


Jesús añadió: Os aseguro que el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que se mete por otro lado, es ladrón y salteador. El que entra por la puerta, ese es el pastor que cuida las ovejas. El guarda le abre la puerta, y el pastor llama a cada oveja por su nombre y las ovejas reconocen su voz. Él las saca del redil, y cuando ya han salido todas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen porque reconocen su voz. En cambio no siguen a un extraño, sino que huyen de él porque no conocen la voz de los extraños.
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir.
Volvió Jesús a decirles: Os aseguro que yo soy la puerta por donde entran las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí fueron ladrones y salteadores, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta: el que por mí entra será salvo; entrará y saldrá, y encontrará pastos.
El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.

Jesús nos dice hoy que Él es la puerta. Para llegar al Padre debemos pasar por Él. Ya nos dijo, que quien no le conoce a Él no conoce al Padre. Jesús nos dice quién es y dónde encontrarle. 
Jesús es nuestro guía. Va delante nuestro conduciéndonos a los buenos pastos.
A Él no lo entendieron. ¿Lo entendemos nosotros? Nos vuelve a recordar que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. Es decir para que alcancemos de verdad la Vida; para que vivamos plenamente. Ayer comentábamos la profundidad de la palabra vida en el evangelio de Juan. La Vida que Jesús nos da es la verdadera Vida: vivir en el Amor. Vivir siendo amados y amando. Vivir conscientemente, unidos a Jesús que nos la transmite y nos guía.

domingo, 21 de abril de 2024

ES EL BUEN PASTOR

 

Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; pero el que trabaja solamente por el salario, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor ni son suyas las ovejas. Entonces el lobo ataca a las ovejas y las dispersa en todas direcciones. Ese hombre huye porque lo único que le importa es el salario, no las ovejas.
Yo soy el buen pastor. Como mi Padre me conoce y yo conozco a mi Padre, así conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Yo doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traer. Ellas me obedecerán, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para volverla a recibir. Nadie me quita la vida, sino que la doy por mi propia voluntad. Tengo el derecho de darla y de volverla a recibir. Esto es lo que me ordenó mi Padre.

Jesús se presenta a sí mismo como el buen pastor. Un buen pastor es aquel que cuida las ovejas porque las ama, no porque le pagan. Un pastor que une, no que divide. Un pastor que se preocupa por cada una y que presentará la cara frente al lobo para salvar sus ovejas. Un pastor que da vida.
En el evangelio de Juan, el concepto Vida es muy importante. Es mucho más que existir. El que realmente vive es aquel que ama. A lo largo de la jornada hacemos muchas cosas, pero sólo vivimos aquellas que hacemos con amor. Nuestro trabajo, por ejemplo, es vida, cuando es vocacional. Cuando lo hacemos porque lo amamos y porque sabemos que con él hacemos un bien a los demás. Nuestra vida es realmente Vida cuando es entrega y amor. Si lo que buscamos son beneficios, poder, fama, en lo que hacemos, somos simples asalariados.
Jesús dio su vida por nosotros, por darnos la Vida.

sábado, 20 de abril de 2024

PALABRAS DE ESPÍRITU Y VIDA

  

Al oir todo esto, muchos de los que seguían a Jesús dijeron:
– Su enseñanza es muy difícil de aceptar. ¿Quién puede hacerle caso?
Jesús, dándose cuenta de lo que estaban murmurando, les preguntó:
– ¿Esto os ofende? ¿Qué pasaría si vierais al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? El espíritu es el que da vida; el cuerpo de nada aprovecha. Las cosas que yo os he dicho son espíritu y vida. Pero todavía hay algunos de vosotros que no creen.
Es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién el que le iba a traicionar. Y añadió:
– Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no lo trae.
Desde entonces dejaron a Jesús muchos de los que le habían seguido, y ya no andaban con él. Jesús preguntó a los doce discípulos:
– ¿También vosotros queréis iros?
Simón Pedro le contestó:
– Señor, ¿a quién iremos? Tus palabras son palabras de vida eterna. Nosotros sí hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios.

Seguir a Jesús no es fácil. Los sacerdotes, fariseos, maestros de la ley no le entendían y no lo seguían. Pero hoy vemos cómo sus mismos discípulos empiezan a abandonarlo. Les costaba aceptar su enseñanza. ¿La aceptamos nosotros?¿Seguimos verdaderamente a Jesús?
Cuando nos dice que hemos de perdonar setenta veces siete. Cuando nos dice que hemos de devolver bien por mal. Cuando nos dice que debemos amar a nuestros enemigos...¿Le hacemos caso y le seguimos de verdad?
Sabemos que su Palabra es espíritu y es vida. ¿La seguimos con todas nuestras fuerzas?
Si somos de verdad sus seguidores, responderemos como Pedro: "Señor, ¿a quién iremos? Tus palabras son palabras de vida eterna."

viernes, 19 de abril de 2024

EL PAN QUE NOS UNE

 

Los judíos se pusieron a discutir unos con otros:
– ¿Cómo puede este darnos a comer su propio cuerpo?
Jesús les dijo:
– Os aseguro que si no coméis el cuerpo del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna; y yo le resucitaré el día último. Porque mi cuerpo es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre vive unido a mí, y yo vivo unido a él. El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él. De la misma manera, el que me coma vivirá por mí. Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este pan no es como el maná que comieron vuestros antepasados, que murieron a pesar de haberlo comido. El que coma de este pan, vivirá para siempre.
Jesús enseñó estas cosas en la reunión de la sinagoga en Cafarnaún.

Jesús habla de la Eucaristía, pero los judíos no lo entiende. Pero Él insiste en que debemos comer su cuerpo y beber su sangre.
¿Entendemos nosotros el verdadero sentido de la Eucaristía? Aquel cuerpo ofrecido en la cruz y aquella sangre derramada son las que recibimos en la Eucaristía. Y son ese pan y ese vino los que nos hacen vivir "por Él". Nos hacen ser uno con Él. Es la Eucaristia la que nos transforma en Hermanos de todo el mundo. La que debe ayudarnos a servir, a entregarnos a los más pobres. La que hará que vayamos tras la oveja perdida. El problema está en que la convertimos en un acto rutinario, sin vida. Entonces no puede darnos la Vida, no nos puede hacer vivir para siempre.
La Eucaristía es el pan que nos une. Nos une a Jesús y nos une entre nosotros.